Estampillas Bisagras, Fijasellos o Charnelas
A menudo, las bisagras, fijasellos o charnelas, no se eliminan por completo de las estampillas que se han extraído de los álbumes, lo que da como resultado esa pequeña pieza de la bisagra vieja que quedó en pegada en la parte posterior del sello. Sacarla o no sacarla, esa es la cuestión.
Las razones para dejar el remanente en la estampilla son variadas. A veces, quitar las bisagras, fijasellos o charnelas puede dañar la superficie del papel, por lo que muchas veces, se toma la decisión de dejarla en su lugar. Otras veces, se deja porque no se tiene ganas de quitarla.
A un gran número de coleccionistas no les gustan los sellos con restos de bisagras. ¿Por qué? Suele haber dos motivos:
1. Las bisagras, fijasellos o charnelas, muy pesadas, con múltiples restos, pueden doblar el sello para que no quede plano sobre la página. Muchos coleccionistas encuentran que, para ellos, tal sello simplemente no se ve tan bien.
2. A veces, las bisagras, fijasellos o charnelas, se pueden usar para ocultar ciertas fallas como delgadas o rasgaduras. Las usadas al principio del siglo XX, generalmente estaban hechas de papel grueso y opaco y eran difíciles de quitar. Esto los hizo ideales para ocultar lágrimas y adelgazamientos mediante “parches”. No es raro encontrar varios ejemplos de sellos usados parcheados en colecciones de finales del siglo XIX al XX.
Normalmente, no hay nada de malo con un remanente de bisagras, fijasellos o charnelas, siempre que sean de cristal que permitan ver que no hay daños ocultos debajo. Se aconseja que, cuando la goma es muy frágil y propensa a despegarse de los sellos si se quitan las bisagras, es definitivamente preferible, no intentar despejarlas y dejarlas como están.
Fuente de Información: RINCON FILATELICO